HOJA PARROQUIAL

DOMINGO IV DE PASCUA A | 30 de abril de 2023

EL BUEN PASTOR

 

 

TRES DEFINICIONES DE CRISTO

El diccionario dice que definir es «fijar con claridad, exactitud y precisión la significación de una palabra o la naturaleza de una cosa». Hoy, en el evangelio de este cuarto domingo de Pascua, encontramos tres definiciones que hace Cristo de sí mismo: es puerta, pastor y aprisco.

La experiencia cotidiana de cada persona está cargada de entradas y salidas de muchos edificios. Tenemos un manojo de llaves para abrir las puertas de nuestros usos y dominios. Pero la puerta no es sólo un vano en la pared o un armazón que protege. En la Biblia se habla muchas veces de la puerta de la ciudad, que, fortificada, garantiza la seguridad de los ciudadanos.

Franquear las puertas del templo significa acercarse a Dios; salvarse es penetrar por la puerta del cielo, que se abre a quien llama desde la fe. Jesús es la puerta de acceso al Padre, la puerta que introduce en los pastos donde se ofrecen libremente los bienes divinos. Los discípulos de Jesús deben ser siempre «puerta» abierta para los demás, y no pared de rebote o muro de choque. Y para que el cristiano aparezca ante el mundo como una «puerta» de entrada, como oferta de salvación, cada creyente tiene la responsabilidad de vaciarse de sí mismo para no ser un obstáculo.

Jesús es el único y buen pastor de la comunidad cristiana. Superando una idea bucólica o despectiva, hay que entender al pastor como el hombre de coraje, de audacia y de prudencia, que camina delante y conoce las ovejas. En lenguaje actualizado, el pastor es el líder y el guía. Desde las catacumbas, los cristianos siempre han reconocido a Jesús como el buen Pastor que da la vida por sus ovejas y muere como «cordero de Dios» para hacerse alimento de su rebaño.

Por eso su ejemplo es camino para sus seguidores. Jesús es también el aprisco del rebaño. En él se encuentra la defensa, el abrigo y el descanso. Él es el Reino de Dios, al que no se entra con astucia, como los ladrones, ni con violencia, como los salteadores, sino en la fidelidad, en el servicio total, en la paz que es plenitud de bien.

En este domingo la Iglesia celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones: al sacerdocio y ministerios, a la vida misionera, a la profesión de los consejos evangélicos en la vida religiosa o en institutos seculares. Es tarea permanente, pero más que nunca de este día, orar por las vocaciones consagradas: las que hay y las que tendría que haber. Para que sean puerta que abren el acceso a Dios y buenos pastores, como Jesús, para su pueblo.

 (artículo de Andrés Pardo en “Hoja Dominical” del Arzobispado de Madrid)

 

LA PALABRA DE DIOS

HECHO (2, 14-41)

Entonces Pedro, poniéndose en pie junto con los Once, levantó su voz y con toda solemnidad declaró ante ellos: «Judíos y vecinos todos de Jerusalén, enteraos bien y escuchad atentamente mis palabras.

Por lo tanto, con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías».

Al oír esto, se les traspasó el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: ¿Qué tenemos que hacer, hermanos? Pedro les contestó: «Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos, y para los que están lejos, para cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro».

Con estas y otras muchas razones dio testimonio y los exhortaba diciendo: «Salvaos de esta generación perversa». Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas.

SALMO 22

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta
El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R/.
Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.
Preparas una mesa ante mi, enfrente de  mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R/.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor  por años sin término. R/.

I PEDRO (2, 20-25)

Porque ¿qué mérito tiene que aguantéis cuando os pegan por portaros mal? En cambio, que aguantéis cuando sufrís por hacer el bien, eso es una gracia de parte de Dios. Pues para esto habéis sido llamados, porque también Cristo padeció por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas.

Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca. Él no devolvía el insulto cuando lo insultaban; sufriendo no profería amenazas; sino que se entregaba al que juzga rectamente. Él llevó nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño, para que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia.

Con sus heridas fuisteis curados. Pues andabais errantes como ovejas, pero ahora os habéis convertido al pastor y guardián de vuestras almas.

JUAN (10, 1-10)

En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas.

A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».

Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.

El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.

 

DE LA PALABRA A LA VIDA

A pesar de no ser un lenguaje «actual» ni tampoco un ejemplo habitual de nuestra vida cotidiana, todos los que escuchamos a Jesús hablar acerca de que Él es un buen pastor y que nosotros somos sus ovejas, no nos sentimos heridos, sino al contrario, acogidos, cuidados, en paz con ese ejemplo.

Que Jesús se denomine a sí mismo «buen pastor» va precedido por el evangelio que se proclama hoy en el que explica, ampliamente, que Él es la puerta de las ovejas. Bien, tampoco es un ejemplo al que nos encontremos acostumbrados. Sin embargo, también podemos entenderlo: Quien entra por Jesús encontrará la salvación, porque otros han venido buscando su propia gloria, pero Cristo ha venido para hacer la voluntad del Padre.

Por eso, Cristo es la puerta por el que tiene que entrar quien quiera recibir su salvación. Así, san Pedro advierte en el día de Pentecostés sobre la importancia de esta única puerta verdadera, que pide la conversión y el bautismo.

Ahora sí: la fe en Jesús tiene un signo que nos lo acerca, que nos lo hace accesible, que es el bautismo. Este, que es la puerta de los sacramentos, concede el don de la vida eterna de Cristo. El tiempo pascual es el tiempo bautismal por excelencia: las aguas consagradas en la noche de Pascua permanecen abiertas durante la Cincuentena para que los hijos de Dios entren por ellas al redil del buen pastor.

Es por esto que nosotros no podemos dejar de hacer memoria del bautismo en este tiempo: si la imagen del buen pastor ha sido tomada desde muy antiguo como una de las que se emplean para hablar de la vida eterna, una vida de descanso, de auténtica armonía, en Cristo somos bautizados para entrar en la vida eterna. Bien, pero, ¿y hasta que podamos verdaderamente «descansar»? ¿qué supone ese bautismo en nuestro día a día? En la segunda lectura, san Pedro nos advertía de forma clara, pues el padecimiento, como oveja, como «cordero llevado al matadero» del buen pastor, ha curado nuestras heridas.

Nos toca morir a nuestros pecados y vivir en la justicia, pues así es como Cristo ha obrado muriendo por nuestros pecados. He aquí la vida nueva puesta en obra: si en la celebración de la Iglesia recibimos la vida nueva, la gracia, es a continuación, en la vida cotidiana, donde esta gracia invisible se hace visible por nuestra renuncia al pecado.

El Señor ha abierto para nosotros las puertas a una vida como la suya, y lo ha hecho abriendo las puertas de la gracia: la bondad y la misericordia del Señor nos llaman a una exigencia de vida nueva, no como antes. Así podemos ver cómo la conversión cuaresmal prepara para una conversión que dura toda la vida, que es la propia del bautizado que, por la acción interna de la gracia, va transformando toda su existencia, sus criterios, sus decisiones, se va viendo llamado por el Señor a pasar por Él, que es la puerta, y a confiar en su camino.

Porque sí, el camino del que sigue a Cristo, buen pastor, es un camino que requiere un abajamiento constante. ¿Acepto la propuesta de seguimiento del Señor? Al igual que el domingo pasado, con los de Emaús, Cristo se muestra en la Pascua como el que no deja de acompañar al hombre, como el que sabe por dónde debe llevarlo y hacerlo avanzar. Quizás es buen momento para que su acompañamiento asuma un protagonismo en mi vida que va más allá de edades y proyectos.

(artículo de Diego Figueroa  en Hoja Dominical del Arzobispado de Madrid)

La Iglesia celebra el 30 de abril la Jornada Mundial de oración por las vocaciones y la Jornada de vocaciones nativas bajo el lema: «Ponte en camino. No esperes más».

Esta campaña se difunden de manera conjunta por el servicio de Pastoral Vocacional de la Conferencia Episcopal Española, la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Obras Misionales Pontificias (OMP) y la Conferencia Española de Institutos Seculares (CEDIS).

El «domingo del Buen Pastor», el cuarto de Pascua, es el día elegido para celebrar, de forma conjunta, estas dos Jornadas:

  • La Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, de carácter universal, pretende suscitar en todos los jóvenes la pregunta por su vocación, y que la comunidad cristiana promueva las vocaciones cristianas con la oración y el acompañamiento.
  • La Jornada de Vocaciones Nativas que busca sostener las vocaciones de especial consagración que surgen en los territorios de Misión, para que ninguna de ellas se quede frustrada por falta de recursos. Para ello, además de la oración, promueve la colaboración económica.

Según el Papa Francisco, esta jornada “es una ocasión preciosa para redescubrir con asombro que la llamada del Señor es gracia, es un don gratuito y, al mismo tiempo, es un compromiso a ponerse en camino, a salir, para llevar el Evangelio”. “El cristiano se deja interpelar por las periferias existenciales y es sensible a los dramas humanos, teniendo siempre bien presente que la misión es obra de Dios y no la llevamos a cabo solos, sino en la comunión eclesial, junto con todos los hermanos y hermanas, guiados por los pastores”, se puede leer al principio del mensaje: https://press.vatican.va/content/salastampa/it/bollettino/pubblico/2023/04/26/0305/00649.html#es.